viernes, 27 de marzo de 2009

Reportaje a Gonzalo Arango

Café Bemoca, Cali, una noche de enero de 1958, soledad abyecta, miraba a una mujer muy bella llamada Leonor… La vida me propuso tácitamente esta alternativa: el suicidio o… Esos puntos suspensivos fueron el nadaísmo. Nació como un impulso de vivir, de luchar, como un rechazo de la muerte. Necesitaba crearme una mística para vivir. Esa misma noche empecé a escribir el manifiesto y cuando lo terminé me vine a Medellín. (El Nadaismo) No es una filosofía, ni es pesimista, aunque sí es un movimiento negativo. Nosotros no somos dogmáticos, ni vamos a sacrificarle la libertad a las preceptivas. Yo comparo la libertad del escritor nadaísta con la del hombre que se lanza de un décimo piso como protesta al dogma de la gravitación de la tierra. Habrá un tipo específico de literatura nadaísta, sobre todo en la poesía, cuando alternen en el poema la razón frígida de la sensibilidad intuitiva, simultáneamente con la sensibilidad ardiente de la razón pura educativa. Más claramente: en la poesía nadaísta se excluyen los siguientes valores: la polémica, la dialéctica, la lógica, el ritmo, la rima, la belleza en todas sus manifestaciones, el sentimiento, la razón y todo lo decorativo y esencial que se le pueda quitar hasta que el poema quede reducido a nada, al simple esquema de belleza, a una especie nueva de pecado original del espíritu creador. Hay una (condición) muy esencial (para ser nadaísta): tener ideas y emociones inclasificables. Algunos tipos están en los manicomios por culpa de esta cualidad que nosotros exigimos como la gran virtud del nadaísmo. Nos dedicamos a lo maravilloso cotidiano. En general, a nada, y en particular a la vida ociosa. No se puede ser poeta y profesor de literatura colombiana al mismo tiempo; escritor y miembro de la sociedad de mejoras públicas; nadaísta y empleado de la dirección de educación, poeta y cobrador de impuestos, poeta y arrendatario, etc. Pero para defendernos de la policía y eludir las leyes sobre vagancia nos hemos inventado nuestra propia teoría sobre el trabajo. Una nueva moral: Negamos el trabajo por las siguientes razones:
1. Porque el trabajo es atentatorio contra la dignidad de la poesía y contra la misma dignidad humana. 2. Porque no existe ningún trabajo que pueda desempeñar un nadaísta y por el cual pueda cobrar una remuneración honesta. 3. Porque en esencia el trabajo es muy aburridor. 4. Porque amamos la vida, y el trabajo constituye un derroche absurdo de energías vitales que gasta el aparato orgánico, envejece las células generadoras de la vida fisiológica y atrofia los centros nerviosos que producen las ideas y la belleza nadaísta. 5. Por razones obvias, etc.
Tomado de “El Tiempo”, julio 8 de 1958. Archivo de prensa del Movimiento Nadaísta. Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina.

lunes, 9 de marzo de 2009

La apelación de las necesidades: lo que hace falta

Los grandes sistemas no son en el fondo más que tautologías ¿Qué ventaja hay en saber que la naturaleza del ser consiste en la voluntad, en la idea, en la fantasía del dios o en la fusión química? escribió Emile Cioran... sigo con el Filologo Martin Heidegger: Prestamos atención o bien a aquello que nos hace falta, o bien a aquello de lo que podamos prescindir. Renunciar a lo usual, que al mismo tiempo es lo más cómodo, con una actitud que no precise de conocimientos particulares previos ni científicos, ni filosóficos, alcanzar el suelo, llegar a estar allí donde ocurren todas las decisiones pero de donde también toda indecisión toma prestado su escondite. Cuando nos desembarazamos de la meditación sobre lo necesario no se trata de otra cosa que un desvarío ante lo digno de ser cuestionado y de una fuga al pasado. De lo que se trata antes de Nada, es de si por lo que a nosotros respecta, somos o no capaces de tomar una decisión. Si lo somos, entonces la decisión consiste en si nos vamos a atener a aquellos que nos hace falta, o a aquello de lo que podemos prescindir.

domingo, 8 de marzo de 2009

Don Martín de la Nada

Suena el timbre, es La Croata. -Dadá es Liebedit. ¿Que decís, che? Esto se cae y si se cae el circo los payasos se mueren de hambre. Entiendo menos. Nada, todo, muy lindo lo de la nada, si, y el nadaismo; un poco trillado, ya lo dijo Heiddegger. Sí, tambien dijo que nadie lo había entendido, y fue lo último que dijo. De la boca del mozo salen los nombres de los que no están y me apura con un no queda nada de comer. Nada es un concepto que se refiere a la ausencia de cualquier ente, le contesto al mozo mientras pienso en las piernas de La Croata; Ella me dijo la verdad, Heiddegger conceptualiza ente, ser y nada y… me cago en la hostia, voy a tener que empezar a pensar otra vez. Mientras tanto les mando un par de frases mal citadas, intertextualidad que le dicen, las que me dejó el Filólogo Martín y/o su prologuista en sus Conceptos fundamentales. Curso de semestre de verano, Friburgo, 1941: Abandonar a la Nada el ser del mundo y por consiguiente, permitir lo que la razón no puede permitir: que el ser no sea. (Según ellos, esto está sacado de “La Parola di Anassimandro” Severino, pp. 408-409). Lo que hace falta es pararse a pensar. Quizás falten para ella palabras con suficiente poder de nominación; quizá también las palabras “apropiadas” estén tan gastadas que ya nada dicen. Y sobre los que no dicen nada, mi amigo L.E.R escupió para nosotros y ustedes: Tú crees que eres distinto, /porque te dicen poeta, /y tienes un mundo aparte, /más allá de las estrellas.//De tanto mirar la luna, /ya nada sabes mirar. /Eres como un pobre ciego, /que no sabe a dónde va.//Vete a mirar los mineros,/los hombres en el trigal,/y cántale a los que luchan, /por un pedazo de pan.//Poeta de ciertas rimas: /vete a vivir a la selva, /y aprenderás muchas cosas, /del hachero y sus miserias./Vive junto con el pueblo; /no lo mires desde afuera, /que lo primero es el hombre, /y lo segundo, poeta.